La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar. E. Galeano

jueves, 17 de junio de 2010

Un día sin mexicanos




Analizamos la película "Un día sin mexicanos", para entender la relación que existe entre mexicanos y estadounidenses y que la discriminación que existe en EEUU, pierde total fundamento y no resiste el más mínimo análisis.


¿Cómo hacer visible lo invisible? Quitándolo.
Una mañana California descubre que un tercio de sus habitantes ha desaparecido. Una extraña niebla rosa envuelve el estado y toda comunicación con el exterior han sido interrumpida. Conforme transcurre el día, descubrimos que la característica que une a los 14 millones de desaparecidos es su procedencia hispana.
California está conmocionada. Las implicaciones económicas, políticas y sociales de este desastre amenazan el propio modo de vida del “Estado Dorado.” Pronto profundizamos en las trastocadas vidas de cuatro personajes: Mary Jo Quintana (Maureen Flannigan), maestra y ama de casa; el senador Abercrombie (John Getz) ascendido apresuradamente a gobernador; Louis McClaire (Muse Watson), dueño de un rancho y representante de los empresarios agrícolas; y Lila Rodríguez (Yareli Arizmendi), reportera y aparentemente la única latina que no ha desaparecido. Para todos ellos, la ‘desaparición‘, les obliga a afrontar las fisuras ya presentes en sus vidas privadas.
Los expertos se plantean interrogantes y ofrecen distintas teorías: ¿Podría tratarse de un secuestro de extraterrestres? ¿Terrorismo biológico? ¿Es el Apocalipsis y los latinos son los elegidos? ¿O puede que, simplemente, se hayan marchado porque estaban hartos de que no los valoren?

Conforme pasa el tiempo, el estado continúa deteriorándose: la basura se ha apoderado de las calles y la desesperación se extiende mientras los ciudadanos de la quinta potencia económica del mundo observan como la infraestructura de su estado comienza a derrumbarse. Y empiezan a comprender que lo que se ha perdido es precisamente aquello que mantiene el “Sueño Americano” en funcionamiento – cocineros, jardineros, policías, niñeras, doctores, granjeros, trabajadores de la construcción, artistas, atletas, además del sector de consumidores en mayor crecimiento. Los latinos y su regreso se convierten en la prioridad número uno del estado.

Por supuesto, sigue habiendo gente que no está de acuerdo. A Lila Rodríguez le lanzan una pelota de béisbol con inscripciones de odio e ignorancia. La desesperación se convierte en dolor silencioso pero los recuerdos sentidos y el aprecio sincero hacia los desaparecidos producen unos resultados inesperados.
Fuente: http://www.undiasinmexicanos.com/


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